terça-feira, 8 de maio de 2012

Luis Carlos Aranda, un par / Ricardo Díaz-Manresa


Não resisti (já tinha publicado o video) a transcrever este texto de Ricardo Díaz Manresa, por se tratar da exaltação à arte de um amigo, como foi também seu pai que, para comigo, teve gestos de um grande profissional e um excepcional ser humano. Com seu pai Manolillo de Valencia vive momentos inolvidáveis.
O texto vai o original, porque nisto dos touros tem outro sabor.

 "...Un banderillero excepcional, Luis Carlos Aranda, hijo del también inolvidable Manolillo de Valencia, escribió una página histórica en la fecha inolvidable, del 2 de mayo madrileño, en la corrida goyesca. Ahí está el par. Quien pueda que lo mejore..."

 Un par, sí señores. Un par para la historia. Tan apretado, tan verdadero, tan arriesgado, tan cerca, tan a muy pequeña distancia de centímetros de los pitones, tan dentro del balcón, tan asomado, que lo recuerdo y se me ponen los pelos de punta y me hierve la sangre (que conservo con toda la ilusión del mundo pese a los años y ver pasar la vida). Luis Carlos Aranda, su nombre artístico, hijo del inolvidable banderillero, viene de buena casta, Manuel Ruiz “Manolillo de Valencia”, al que valoré mucho, tanto como profesional del toreo como ser humano.
Ya no recuerdo en qué toro fue de la corrida goyesca del pasado 2 de mayo en Madrid. Día histórico para par histórico. Creo que en el quinto y creo que el tercer par que se le puso al toro. Da igual cuándo y con quién, sino que lo hizo. Lo ves venir con un vestido que me horrizaba de feo, verde y negro, lagarto, lagarto, y un pañuelo al cuello que le hacía más raro el poco atractivo traje goyesco, ya con sus años, con el pelo blanco, pero erguido, torero, valiente, andando, todo muy despacio, dueño de la situación y…coloca un par que hay que verlo, y enseñarlo, y ponerlo como ejemplo a los nuevos toreros. Desde Miguelín y, sobre todo uno de Víctor Mendes, también en Las Ventas, he visto parear muchas veces. Uno del portugués en otoño y éste del banderillero madrileño. Qué par Dios mío, qué par, con un toro nada claro. Y después, verse apretado y no salir de estampida hacia el burladero, sino doblar al toro hacia afuera y quedar como un hombre, como un héroe y como un ejemplo de profesional. Vaya par Luis Carlos Aranda.

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